Eclecticismo como búsqueda constante

No creo en las soluciones rápidas para nada en la vida, pero mucho menos en el trabajo psicoterapéutico.  Por el contrario tampoco considero necesarios los análisis interminables.

En el trabajo introspectivo presenciamos conexiones cognitivas súbitas, como de repente, lo que denominamos insight.  El “Darse Cuenta” como fruto del trabajo que estamos haciendo es altamente revelador, ayuda a avanzar en la comprensión de lo vivido, nos ofrece un nuevo revelado que intensifica las imágenes internas de aspectos importantes de la persona. Es frecuente que se acompañe de una intensa reexperimentación emocional que favorece el proceso de lo que denominamos  redecisión, ya que, en muchas ocasiones conecta con experiencias pasadas y se constituye en un mensaje aquí y ahora.

Pero después del insight, que nada tiene de mágico, excepto la percepción del cliente en ocasiones, es preciso construir algo diferente y sólido. Diseñar el engranaje de lo que será una actualización, en lo que haga falta, del modo de pensar, experimentar y hacer. El punto de partida para escribir una nueva narrativa de la historia de vida que cada uno se cuenta.  Este proceso es notablemente terapéutico.

El aspecto cognitivo es de gran importancia, detectar las distorsiones, confrontarlas desde la propia acción del cliente. Además, es preciso atender el plano emocional, con la conciencia física que lo acompaña de las sintomatologías que pueden hacerse crónicas pasando a configurar nuestro modo de estar en el mundo.

Confrontar la distorsión, conocer nuestras emociones, adquirir conciencia de como esta posibilidad de sentir y expresar de modo natural y sencillo se elaboró como algo complejo y limitante.

Es importante detectar la escenografía que la expresión social de los sentimientos adquiere en el panorama emocional de la persona, señalando al cliente cuando los manifiesta en la sala de terapia para que conecte con ellos como algo aprendido, necesario antes como vehículo de adaptación desde el que ha recogido caricias de su entorno, que ya no valen porque  perpetúan el ir tirando con truco.  Es frecuente que se sigan utilizando estrategias parecidas a las aprendidas en la infancia, puede que más sofisticadas, pero con el mismo contenido: la necesidad de reconocimiento, amor y detrás el miedo al rechazo, al abandono, que se hacen evidentes en las interacciones sociales repetitivas, lo que denominamos juegos psicológicos. ¿Qué hago para que me pase esto una y otra vez?  Nos preguntaría Berne.

A veces las personas con las que trabajo en grupos de formación me preguntan por donde tirar, como saber el hilo conductor que hay que escoger.

Generalmente les contesto que conviene tener un plan estructurado, conocer muy bien el método de trabajo y aplicarlo; después, el componente principal eres tú mismo, tu capacidad como persona y profesional para flexibilizar e intervenir con las técnicas que más se ajusten a la situación y  a la persona que atiendes. Esa es, a mi modo de ver, la clave del trabajo del apoyo psicológico, integrar lo que sé, llevarlo a la práctica y seguir aprendiendo.

Cuando empleamos una técnica por primera vez podemos experimentar miedo y preguntarnos si es el momento adecuado para incorporarla, si voy a saber aplicarla bien, especialmente en las técnicas activas, los métodos cognitivos son más sencillos de aplicar.

Probablemente, al igual que cuando un profesor es novato y se pone delante de una clase, yo he vivido esa situación, puede experimentarse miedo escénico, bloqueo mental, al que acompaña un rapto emocional que pone en evidencia nuestras influencias internas.

Sin embargo, al igual que los profesionales de la escena, los de la docencia, etc., son capaces de procesar en unos segundos lo que han de hacer y hacerlo, los profesionales de la ayuda psicológica también hemos de aprenderlo.  Para ello es necesario pasar por periodos prolongados  de formación con intenso estudio teórico y práctico, con  buenos profesionales que acompañen el proceso de iniciación, un adecuado entrenamiento que genere “oficio” en el sentido más amplio de este término.

Además, creo que es necesaria nuestra propia higiene psicológica, como conciencia activa de nuestras necesidades y debilidades, con un adecuado “chequeo” que nos mantenga adecuadamente bien para el desarrollo de nuestra actividad profesional. Un trabajo limpio de nuestros propios juegos.

Un comentario

  1. Veo muy importante el que un profesional haga una higiene psicológica, es decir, que haga previamente un autoexamen de cómo está para desempeñar bien su actividad laboral, por ejemplo, una maestra de educaciòn infantil debe estar al cien por cien con los niños, para ello debe prepararse antes, los niños son como esponjas y captan todo, si ven que su profesora ese día está mal ellos también lo están.

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