Buenas prácticas otoñales

La vida es un «tira y afloja» ceder un poco de aquí, un poco de allá para encontrar un equilibrio generalmente efímero y así mantenernos a flote. No es malo ni bueno, es así, simplemente.

Un ejemplo lo encontramos en nuestras relaciones personales, en la pareja, lo que definimos en psicología como simetría relacional, consiste básicamente en aprender el arte del equilibrio y practicarlo.

Este equilibrio no implica necesariamente esfuerzo constante y renuncia, eso sería sospechoso de algo frustrante, aunque sí consciencia de mi y de ti para que seamos dos juntos y revueltos en nuestro caminar juntos.

Si el camino se hace al andar, andando con otro hay que acompasar el paso, crear un ritmo común sin exceso de pisotones.  Es como un baile cuyo resultado de la coreografía dependerá de varios aspectos: creatividad para recrear la vida, disciplina para aprender los pasos, confianza en que el compañero/a estará para amortiguar los vaivenes, y disfrutar del sube y baja. Esto es al fin y al cabo la vida.

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