Introspección: El espejo interior

Frente la tendencia a encorvarse se encuentra la posibilidad de estirarse.  Esto puede parecer algo obvio y simple; sin embargo, describe en gran medida la actitud vital de la persona.

Encorvarse es dejarse hacer, darse por vencido, percibirse en inferioridad de condiciones.  Estirarse conlleva mirar de frente, expresarse y mantenerse en contacto con la realidad.

Intervenir en la realidad, participando activamente de nuestra vida es el modo en el que el tiempo adquiere sentido.  En la pasividad, la percepción del mismo, el tiempo pático, se convierte en el protagonista perpétuo de nuestra existencia, dejando todo en manos de lo que elaboramos mentalmente que, aunque es un gran recurso, el exceso de ensoñación nos aleja del presente, de la vida.

Cuando practicamos yoga, o algún tipo de meditación, nos estiramos, aprendemos posturas contrarias en ocasiones a las tendencias interiorizadas, incluso contrarias a la gravedad.  Gracias a las sanas asanas, cuerpo y mente generan una actitud diferente, descubrimos como desbloquear la respiración o, lo que es lo mismo, dejar fluir lo que experimentamos, que alberga la experiencia física, emocional, todo lo que elaboramos mentalmente, que nuestro cuerpo detecta y convierte en sensaciones que nos avisan de lo que nos afecta.

En el trabajo psicoterapeútico, el cuerpo es un vehículo que nos acerca a nuestros aprendizajes tempranos desde los cuales nos ubicamos en el mundo tratando de comprenderlo, porque las reacciones de hoy las aprendimos ayer, especialmente las que forman parte de nuestro repertorio defensivo.  Lo que la mente olvida el cuerpo lo mantiene, lo va haciendo gesto, postura, actitud.  El dolor emocional deja una huella que perdura. Cuando la detectamos y la persona genera consciencia de la misma, y aprende a soltar lastre, comienzan cambios de gran significado para salir del guión marcado y generar  nuevas opciones.

Los japoneses enseñan a reflexionar acerca de lo aprendido con un tipo de meditación que denominan Naikan, consiste en ubicarse en soledad, en una postura meditativa, ellos lo hacen con las rodillas flexionadas, y observar internamente lo aprendido y vivido.  Si la mirada la hacemos desde el modelo transaccional, evaluaremos el Estado Padre del yo, lo impregnado de nuestras figuras parentales, especialmente en nuestras vivencias más significativas, que hemos hecho nuestro, acompañando a la educación que han tenido nuestras reacciones.

Actualizar desde nuestra autonomía actual significa, evaluar, seleccionar, soltar lo que sobra e integrar nuestras luces y nuestras sombras.

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