Desde la perspectiva del Análisis Transaccional el Guión de Vida contiene limitaciones acerca de nosotros, de los demás y de nuestra perspectiva para la vida que vivimos.
La revisión de las creencias nucleares en las cuales nos apoyamos para justificar nuestra teoría de la vida, favorece la actualización de las mismas. Es como cambiar o modificar en lo necesario el sistema operativo desde el cual pensamos, sentimos y actuamos en la realidad, y desarrollar así un mayor margen de libertad y autenticidad y una mayor congruencia entre nuestra idiosincrasia personal con las posibilidades reales escondidas bajo el Guión y los Juegos Psicológicos que programamos.
Comprender es un paso importante hacia el autoconocimiento, el modo en el que lleguemos a esa comprensión de nuestra historia se conjuga con diversidad de factores para cada persona. Entre los más destacables, el aprendizaje, las capacidades personales, las experiencias de la vida, etc. Además, y de un modo relevante, la memoria y el uso que hacemos de ella, esto es, el modo en que nos contamos nuestra propia historia, influye notablemente en la manera en que confeccionamos el estilo de vida que llevamos. En términos de Análisis Transaccional, diseñamos guiones de perdedores, ganadores, mediocres, banales, etc.
Después de comprender, es frecuente que las personas que se encuentran en un proceso de introspección, bien dentro del marco de la psicoterapia o bien en grupos de formación, revelen su dificultad para llevar a la práctica un cambio de estilo de vida en los aspectos que han decidido modificar.
La pregunta es: Una vez que soy consciente de cómo avanza mi Guión hacia cierto fin previsible y que trazo un camino diferente para estar bien, ¿cómo lo mantengo? ¿qué hacer para no volver a caer una y otra vez en lo mismo?
Desde el ámbito terapéutico se ha visto deseable y efectivo el trabajo con la experiencia emocional similar a las situaciones en las que se empezó a tramar qué hacer para estar bien, o al menos para sobrevivir, desde las interpretaciones de lo vivido, especialmente si fue traumático. Por ejemplo, no confiar en nadie, así no me expongo a una decepción, al rechazo, al abandono. No ser autónomo, manteniéndome cerca de los que dependo, así no tengo que pensar qué hacer por mi cuenta y no me arriesgo al fracaso. No tener éxito, no cristalizando nada de lo que empiezo, etc., comprender es un gran descubrimiento.
En otro orden de cosas, investigaciones recientes acerca del funcionamiento en situaciones de estrés, nos acercan a la necesidad de entrenarnos para cambiar nuestras reacciones antiguas, desde las cuales activamos el Guión y caemos en situaciones enquistadas una y otra vez. Generar opciones para responder ante nuestra realidad personal y relacional, está demostrado que produce cambios medibles en nuestro organismo, que se concretan en un modo diferente de experimentar nuestras vivencias.
El objetivo no es cambiar nuestra personalidad ni modificar nuestras experiencias sino integrarlas. Generar apertura y flexibilidad para relacionarnos de otro modo con nosotros y con los demás, que pasa por educar la atención, el darse cuenta de lo que vivimos, de cómo gastamos el tiempo.
Hoy se extiende la práctica de Mindfulness y el Yoga para el entrenamiento cerebral de la atención, con resultados avalados por numerosas investigaciones de prestigio. Esta es la buena noticia: funciona. La mala noticia es que sólo es efectiva si lo incorporas a tu día a día. Digo mala no porque lo sea en sí misma, sino porque, como indicaba anteriormente, el quid de la cuestión se halla en la disciplina unida al compromiso efectivo para llevar a cabo lo que decido.
Existen en este punto, variables de carácter, de personalidad, de aprendizaje, etc., asociadas a una mayor probabilidad para el éxito de lo que nos proponemos, ya sea dejar de fumar, como dejar una relación dañina, o aprovechar el tiempo real de trabajo, eso lo sabemos; de modo que las personas más disciplinadas tendrán mayor facilidad también para llevar a cabo con éxito un entrenamiento de un tipo o de otro. Sin embargo, también se subraya en estas investigaciones que cualquiera puede entrenar a su cerebro en la atención.
Otro punto importante consiste en cambiar nuestra narrativa vital. Recomencemos eligiendo una historia más constructiva y realista ajustada al momento que vivimos y a lo que deseamos para el futuro.
Para ampliar:
Berne, E. (1966) Los juegos en los que participamos. Javier Vergara Editor. Buenos Aires (Argentina).
Goleman, D. (2013) Focus. Kairós. Barcelona
Steiner, C. (2011) Los guiones que vivimos. Kairós. Barcelona