¿Necesito ayuda? ¿Quién puede ayudarme?

¿Necesito ayuda? ¿Qué tipo de ayuda? ¿Quién puede ayudarme? ¿Orientación psicológica o abordaje clínico?


Es frecuente que cuando nos damos cuenta de que algo no va bien pase un tiempo hasta que respondamos a la cuestión que nos permita resolverlo con ayuda si es esto lo que consideramos necesario. Nos planteamos entonces: ¿Quién puede ayudarme?

Vivimos en un mundo complejo y diverso y la experiencia personal es diversa y compleja también.  Por ello, precisamos respuestas personalizadas y adecuadas a cada individuo y situación.

Creo importante diferenciar entre la necesidad de orientación, de clarificar una experiencia, y las patologías psicológicas,  porque el modo de intervenir y los  profesionales que han de buscarse para ello difieren.

Habitualmente se mete en el mismo saco a toda persona que desarrolle indicadores de malestar vital, psicológico, siguiendo en la actualidad la ruta médica con la medicación como aliada principal y la prescripción al ámbito de la psicología después.

Después comienza un camino con resultados desiguales.  

Es frecuente que las personas, una vez que han pasado por el tratamiento prescrito por el ámbito de salud pública busquen algo más y opten, los que se lo pueden permitir, por un trabajo que aborde otros aspectos que no se han considerado en la terapia prescrita como son comprender, conocer aspectos de su persona, de su historia, de sus relaciones, etc. que no se abordan generalmente: ¿Por qué? Porque no se consideran objetivos  terapéuticos.

La cuestión es,  ¿ha de abordar esto el psicólogo/a clínico? En el sistema formal actual, el que está establecido, no, además no son patologías, por tanto por definición no es su campo específico. Sin embargo, las personas siguen buscando respuestas y llegan de este modo a equipos como el nuestro.

Podemos preguntarnos ¿quién ha de trabajar estas cuestiones?

Desde luego profesionales con la preparación adecuada. Las cuestiones humanas universales asociadas a crisis vitales no patológicas, requieren de orientación apoyada en diferentes modelos de psicología que han aportado respuestas más humanas y humanistas desde una praxis psicoeducativa necesaria para dirigirse a la resolución de conflictos personales, vocacionales, relacionales para los que es preciso formarse y adquirir experiencia.

¿Cuál es la formación?

Bajo la denominación de orientación, asesoramiento psicológico, apoyo psicopedagógico,encontramos en la historia de esta profesión dos formaciones básicas: Pedagogía y Psicología, desde las cuales era posible continuar formándose en ámbitos diferentes para desarrollar la profesión y seguir rutas distintas: dirigidas a la psicología educativa, al ámbito familiar, de pareja, etc.

Durante unos años se instauró en el ámbito universitario la formación de segundo ciclo de psicopedagogía, en la que yo misma he participado como docente diseñando las asignaturas e impartiéndolas, al que se accedía desde la diplomatura en magisterio y capacitaba a los maestros y maestras para la profesión de orientadores. Hasta ese momento, se llegaba a esta profesión desde dos ramas: pedagogía y psicología.  Por tanto, aparecía un tercero a competir por lo mismo.

Aunque en principio se consideraba como un acceso exclusivo para la orientación en al ámbito educativo, el caso es que se convirtió en una rama de profesionales que después se fueron distribuyendo de manera diversa: seguir como maestros, continuar con la vía de la psicología o la pedagogía, etc.

Desde esa base inicial de la licenciatura los estudiantes podían, excepto en la psicología clínica, acceder a formaciones monográficas, doctorados, máster, expertos, y configurarse como profesionales con mayor apertura profesional y laboral.

De este modo se abría una vía de formación y experiencia en el ámbito de la ayuda psicológica y educativa, asesoramiento, orientación, que podemos denominar psicoterapia sin miedo a considerar el término intrusismo profesional, además de incluir las funciones que se han pretendido acaparar con el término coach que ha estado tan de moda y que se ha constituido como una paraprofesión.

Aun así, si no queremos pillarnos los dedos y colisionar con los psicólogos clínicos, que también han tenido que luchar con los psiquiatras por su territorio, definamos orientación, asesoramiento,  intervención psicoeducativa para referirnos a necesidades como estas:
Crisis personales, con situaciones de desorientación vital, decisiones complejas, inseguridad, indicadores de ansiedad asociados al estrés y a situaciones contextuales, así como a tendencias aprendidas diferenciando procesos disfuncionales que requieran intervención en el ámbito clínico específico.

Conflictos relacionales que se repiten y no se resuelven,  en la pareja, en las relaciones laborales, en la familia, etc.

Situaciones de conflictos familiares, problemas de comunicación, separaciones, pautas educativas.

Relaciones de dependencia emocional, o cualquier otra problemática para la que el profesional se haya especializado, como la prevención e intervención en situaciones que puedan desencadenar maltrato entre las personas y desde luego, la intervención psicoeducativa preventiva para que no lleguen a producirse.

Nuestro trabajo consiste en evaluar juntos la situación y analizar los aspectos que interfieren en la situación problema. Como parte del proceso, se implementan técnicas e instrumentos para facilitar el autoconocimiento y alejarnos de la confusión que invita a alojarse a la ansiedad.

Cuando estos problemas no se tratan a tiempo pueden desencadenar otras situaciones de mayor complejidad que han de tratarse con la intervención adecuada, en nuestro caso, si es de nuestra competencia lo hacemos en nuestro equipo, si no lo es lo derivamos a un profesional competente en la materia.

Después de más de treinta años de experiencia y haciéndome psicoterapéuta con oficio y formación continua, puedo decir que existe una rama de la orientación personal, familiar, vocacional, que precisa reclamar su espacio con todas las garantías profesionales.

¿Es psicología?

Sí, y también pedagogía porque no olvidemos que la mayoría de las situaciones motivo de consulta conllevan experiencias de aprendizaje que hay que reorganizar, digamos incluso reeducar, y no basta con eliminar o neutralizar síntomas, es necesario reformular las tendencias aprendidas con aplicación preventiva e intervención de carácter psicoeducativo, espacio que corresponde a un ámbito diferente al clínico ya que no trata patologías sino de necesidades vitales de apoyo psicopedagógico.  Lo más importante, elegir la persona profesional adecuada.

Como pistas para ello: Formación universitaria de base: Psicología, Pedagogía, Psicopedagogía + formación específica y experiencia en enfoques psicológicos con abordaje de psicoterapia.

Profesionales colegiados bien en el Colegio General de Doctores y Licenciados y/o en el Colegio de Psicólogos si es el caso, respaldados por una formación y una deontología que garantiza la profesionalidad y la adecuada praxis, para diferenciar las necesidades de las personas que solicitan ayuda y atenderlas de la manera más conveniente.

En la siguiente entrada nos plantearemos:

¿Qué es más relevante para elegir profesional, el enfoque o el/la profesional?

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